CARLOS GIL Josemi Lorenzo Arribas ha sido el artífice de la publicación de una obra sobre el Diccionario Histórico Geográfico de la provincia de Zamora, que elaboró en el siglo XVIII Tomás López. Esta tarde, a las 20.00 horas, ofrece los detalles del Diccionario en una conferencia que tendrá lugar en la Biblioteca Pública, organizada por el Instituto de Estudios Zamoranos.
-¿De dónde viene el Diccionario de Tomás López?
-Hacia mediados del siglo XVIII los ilustrados deciden tener un conocimiento mayor del territorio del Reino porque realmente no había mapas bien formados, los pocos que existían generales eran extranjeros y claro, militarmente, y en todos los ámbitos, era un desastre.
-Y le encargan la obra, supongo, a Tomás López.
-Sí. Tomás López, que después sería geógrafo del rey, se encarga de hacer un Diccionario Geográfico Histórico con el fin de conocer mejor todas las poblaciones del reino español y con el fin de levantar unos mapas que fueran bastante más precisos de los que había hasta entonces. Para ello, el geógrafo real, durante un proceso que dura unos 40 años manda un interrogatorio con preguntas a los obispos, para que a su vez los remitan a los curas de sus diócesis. Tomás López va compilando y comienza a levantar, con los dibujillos que le iban mandando, los planos, los borrones que llamaban, una nueva cartografía. Desgraciadamente el proyecto quedó incompleto y nunca se llegó a hacer ese Diccionario Histórico Geográfico, porque había gente que le respondía a las preguntas con muchísima información, pero otros lo que daban eran excusas. Este material fue pasando de manos y acabó en la Biblioteca Nacional, aunque con un cierto desorden.
-¿Cuál ha sido su papel?
-Recopilar los datos referidos a los pueblos de la actual provincia Zamora y editarlo. Hay nueve o diez provincias editadas en España, ninguna de ellas de Castilla y León y Zamora va ser la primera que va a tener la edición del diccionario a partir de los manuscritos que se conservan en la Biblioteca Nacional. Es un libro que edita el Instituto de Estudios Zamoranos «Florián de Ocampo».
-¿Cómo lo ha hecho?
-El libro está basado en un manuscrito donde se describe gran parte de la información relativa a la provincia de Zamora, pero después ha habido que buscar en manuscritos de otras provincias. Porque en el siglo XIX se desordenó un poco el asunto, y hay errores. Por ejemplo, aquí se metió un pueblo que se llama El Toro, pensando que era de Zamora, pero es de Castellón. Y también hemos incluido pueblos de Zamora incluidos en otras provincias.
-Cuando se hizo el diccionario, claro, no existían las provincias.
-No, la actual división provincial es de 1833 y cuando se hizo el diccionario no existía. Nos ofrece una visión coral, con la opinión de los párrocos, o como decían ellos «del sujeto inteligente» al que el cura remitió para la respuesta. De algunos pueblos hay informaciones que no nos llegan por otras vías, aparte de darnos a conocer cómo se expresan las cosas, tal y como se jeararquiza la información se ve lo que les importaba realmente a los que les respondían.
-¿Qué tipo de datos se incluían?
-Observo que el nivel de instrucción del clero zamorano a finales del XVIII era menor que el de otros lugares de España. Y cuando no querían trabajar mucho en el asunto se limitan a dar distancias geográficas con respecto a los pueblos vecinos, aunque muchas veces nos aparecen infinidad de dehesas y microtoponimias muy interesantes. Donde ha habido más suerte nos dan noticias de todo tipo, de la natalidad y mortalidad, noticias históricas, algunas de las cuales no las conocemos por otras fuentes. Es muy interesante, por ejemplo, el relato del párroco de la Tierra de Tábara cuando habla del monasterio de Moreruela, y de ciertas construcciones de lo que hoy llamaríamos arqueología. También se descubren ciertas pecularidades léxicas en la escritura que responden a ciertas expresiones que se siguen utilizando todavía hoy en Zamora y que son residuos del astur-leonés.
-¿Algún dato que le haya llamado la atención?
-Los formulismos dieciochescos que se utilizaban para poner excusas. Y por ejemplo, en la documentación de Villalpando el párroco habla de una cabeza de hierro que según la tradición, esto está atestiguado por otras fuentes, cuando entraba un judío decía «judío en Villalpando» y cuando se iba decía «judío fuera de Villalpando», es el típico relato antisemita de los que venían circulando en la Edad Media y que todavía en el XVIII se recogen. Están dibujadas algunas inscripciones en Toro, que hoy se han perdido, son multitud de datos. Es mejor que cada cual mire su pueblo y si tiene respuestas, a ver qué averigua. Hay más de mil topónimos en los índices, lo cual da una información valiosísima. Y hay un índice de numerosísimos despoblados.
-En una visión global, ¿cómo se puede decir que era Zamora entonces?
-Aunque no tenemos respuestas de todos los pueblos, ya tiene las características que la definen casi hasta el día de hoy: una región excéntrica de las vías fundamentales de comunicación, una región sin industrializar, donde la gente vive del campo o de hacer jornales, y una región donde no hay grandes instituciones de enseñanza. Nos dibuja una provincia muy rural y con escasas características de lo que la modernidad nos dicen que es.
Barcelona, 1970
Josemi Lorenzo es hijo de zamoranos y tres de sus cuatro abuelos son de la provincia, con la que se siente muy vinculado. Historiador medievalista, ha trabajado hasta hace unos meses en el proyecto Soria Románica, una iniciativa similar al Zamora Románica. Hoy, a las 20.00 horas, presenta en la Biblioteca Pública el Diccionario Histórico-Geográfico de la provincia de Zamora, de Tomás López, editado por el Instituto de Estudios Zamoranos «Florián de Ocampo».